Encantada de conocerte, Chile

Qué lujo tener un trabajo que te permita vivir cuatro meses en Brasil y conocer Chile. Obviando los malos ratos que uno pasa estando lejos su entorno (a veces me despisto sobre cuál es mi entorno, pero normalmente lo tengo claro...) y trabajar en otro idioma, esta situación en la que me encuentro me hace sentir una privilegiada.

Trabajar con Chilenos siempre fue un placer. Lo hacen con la dulzura del país latinoamericano y la eficiencia de la descendencia alemana.

Para entender bien a los chilenos hay que ir en Chile. Conocer su historia y conocerles en la distancia me resultaba insuficiente. Al conocerles sobre su terreno, las cosas encajan.

Chile, qué aislados están tus habitantes...

Esa cordillera tan impresionante, que se ve desde todos lados, por un lado. Ese mar inmenso por el otro. Todo está lejos de Chile, el resto de latinoamérica, Norteamérica, Asia, Europa...

Chile se siente lejos. Chile siente que no se le escucha demasiado fuera.

Ahora, tras rescatar con éxito a sus mineros de las entrañas de su tierra, se sienten importantes. Se sienten orgullosos: "por fin se habla de nosotros fuera de Chile, y por fin lo hacen por algo bueno", me repetían...

Santiago, que alberga el 36% de la población del país, se ve rápido. Es grande pero, como dicen sus habitantes, tienes 3 cosas que ver.

Me impresionó La Moneda. Tenías ganas de conocerla. Me impresionó no por su tamaño ni su belleza, sino por su historia. La plaza de delante del Palacio recoge a sus presidentes en forma de estatuas. "¿No echas de menos a nadie?" me preguntan. "No", respondo.

"No está Pinochet... Todos suelen preguntar por él..." me dicen.

"¿Cómo va a estar Pinochet?!... respondo... "entiendo que aquí tenéis a vuestros presidentes, es decir, elegidos de forma democrática".

Si, claro, me dicen, pero mucha gente en Chile piensa que debería estar aquí su estatua.

Me sorprende tanto el comentario que me quedo callada...

Me quedo en silencio y recordando aquellas imágenes de La Moneda herida y su presidente dentro, prefiriendo salir muerto antes que en manos de los asesinos...

Así como Brasil, Chile sorprende por la divergencia entre la imagen que tenemos del país desde fuera, y la realidad local... Chile sorprende porque tiene una sociedad muy conservadora y moralista. Todas las personas a las que conocí me hacían preguntas personales sobre mi vida para entender por qué no estoy casada ni tengo hijos. La religión está muy presente y los convencionalismos a la orden del día.

Sin embargo, los "cafés con piernas", cafeterías donde las camareras visten mini-bikinis, están rebosando de gente, hombres sobre todo, claro. El domingo, a misa, mi mujer en casa, mis hijos a colegios católicos, y yo, a ver la "hora boom boom", donde las chicas se quitan la parte de arriba en los "cafés con piernas"...

Temas como el aborto o el matrimonio entre homosexuales, mejor ni los toco, no?...

Pero desde su dictadura, el gobierno actual es el primero de "derechas". Es curiosa la historia de Chile.

Chile tiene unos paisajes impresionantes y una variedad climatológica increíble. Del sol a la nieve pasas en escasas dos horas. Lagos, ríos, desiertos, bosques, Chile tiene de todo.

Pasear por sus zonas rurales es casi más interesante que conocer sus ciudades.

Duele ver las casas de adobe caídas y los muros resquebrajados por el temblor de tierra que a todos les hizo creer que estaban en el fin del mundo.

"Pensé que era el fin" te dicen todos...

Crecen sabiendo qué hacer si de pronto treme la tierra bajo sus pies. Todos reconocen tener el "protocolo familiar". El marido va a por la hija, la mujer a por el hijo, linternas en la mesilla de noche, pilas de repuesto...

Chile, qué placer conocerte. La próxima que nos veamos espero que no sea trabajando, sino de vacaciones, para sacarte más jugo...

Gracias chilenos por ser tan encantadores y acogedores. Cuánto tenemos que aprender algunos países del trato dulce de latinoamérica.