Pues por este motivo procuro evitar hablar a los que no son padres de "lo inexplicable que es tener un hijo". Es explicable. Es increíble, emocionante, maravilloso, ilusionante, intenso, agotador, divertido, da miedo, da alegría, te llena, te vuelve loco de amor y de sueño, te saca de tus casillas, te enseña, te hace paciente, te ayuda a conocerte, te hace sentir la persona más feliz y afortunada del planeta... en fin, que es la leche en todos los sentidos.
Mis amigos no-padres/madres son muy listos y no se merecen que yo les diga que no se lo pueden ni imaginar. Sí que pueden.
Y como pueden, pues les puedo contar una cosa que estoy aprendiendo con esto de ser madre.
Sin lugar a dudas, esta es la experiencia que más me enseña a tener la boquita cerrada (a otras me temo que no se lo enseña con la misma intensidad, porque vaya tela algunas como rajan y juzgan, pero esto es tema para otra entrada en el blog...).
Me explico:
Como en todas las cosas que uno sueña en la vida, esas cosas que hacen ilusión y deseas vivir algún día, lo de ser madre me pilló con la mochila llena de cosas pensadas.
Cómo me gustaría educar, criar, que cosas quería evitar hacer con mis hijos, que cosas potenciaría...
Y como me volví una friki durante el embarazo y me leí todo lo que cayó en mis manos relacionado con el tema, pues más cargué la mochila aún más con ideas, ahora ya con más conocimiento de causa: métodos de educación alternativos, prácticas de estimulación, cómo hablarles, qué tipos de juguetes comprar, qué alimentos evitar, no castigar, no gritar, cómo escuchar, hablar desde que nacen, prácticas a evitar, acciones a potenciar, lecturas recomendadas para niños, etc etc etc.
Lo de dormir boca arriba y cómo limpiar el ombligo ahora me parece chupao, con la importancia que le daba en su momento. Y es que esto se complica por momentos.
Qué tonta yo, que, aún con el bombo, le dije a mi madre: "qué ganas de que nazca la niña para ver que está bien y ya quedarme tranquila".
Obviamente, como buena experiente en el tema, me soltó: "no, hija, no te confundas, cuando nazca empezarán tus preocupaciones... y así será toda tu vida".
Qué delicadeza tienen las madres siempre, ¿verdad?. Tanta sabiduría no entiende de sutilezas.
Bienvenidos a casa, Pocoyó y sus amigos |
Pues eso, que una de las cosas que estoy aprendiendo es a callarme, porque total, ¿para qué voy a decir que yo nunca dejaría que mi hijo montara un griterío en un restaurante? Si total, como buen niño, tendrá un día malo, querrá dormir o jugar o cualquier cosa que no sepas descifrar, querrás que se quede quietito, estarás cansado, no sabrás manejar la situación... y el niño montará un pollo.
Ala, a comerte las palabras. Tu niño super educado montó el pollo, como buen niño que es.
Y sabes qué, pues que no pasa nada. Que es normal.
Total, ¿para qué voy a decir que procuraré evitar que mi hija juegue con tanto plástico, que mejor madera, materiales naturales, que mejor juguetes educativos, bla bla? A tu hija le hará la niña más feliz del mundo jugar con esa muñeca de plástico de los chinos que le regalará tu cuñado, o tu primo o quien sea que no tiene ni idea de normativa europea sobre juguetes y plásticos a evitar. Y tu hija flipará tanto, que será su juguete preferido, y tú, querida, se la meterás en la maleta en cada viaje.
Total, ¿para qué leer tanto y pensar que tu hijo no va a comer dulces hasta los 4 años o que no le vas a dar leche de vaca o lo que te de por pensar que es mejor para su sistema digestivo? Olvídalo. Le volverá loco el chocolate. Lo probará, es así, tendrá diversas ocasiones si vives en la tierra, y será su pasión. Prepárate para comprar acciones en nutella.
Como me callo ahora más, doy menos consejos, pero si me lo pides (que te estoy leyendo el pensamiento) te diré sólo que te relajes y sonrías. Que no pasa nada!
Yo es lo que hago y me va bien.
Me río de que pensaba evitar los dibujos animados en la tele salvo en situaciones puntuales. Sin extremismos tampoco, pero mientras no lo pidiera ella o lo pudiera evitar... Bien, pues mi hija come más y mejor si se los pongo, así que bienvenidos a mi vida Señores Pocoyó, Baby Einstein, canta juegos, y demás bichos que no consigo aprenderme ni vuestros nombres ingleses ni vuestras dichosas canciones que ya terareo hasta en la ducha. Sed bienvenidos, sois de la familia. Yo no os quería al principio, pero ahora os adoro.
Paseando dos carritos, uno dentro de otro |
Y así, todo.
Ahora voy con el carro de mi hija y su mini carrito en la parte de abajo, porque nada más llegar al parque, es lo primero que pide. Ala, llévate tú los legos y demás movidas super estimuladoras, que ya cargo yo con dos carritos de bebé. A mi hija le hace feliz su carrito y allá que me lo llevo. Lo monto y desmontó 40 veces al día. Por escuchar sus carcajadas al sacarlo, de los nervios y emoción, haría cualquier cosa.
Y espera, que yo sigo leyendo movidas de educación, eh? no te creas que dejo de reciclarme en mi curro. Soy una profesional. Me dedico a cuidar y educar a mi hija, así que estoy al día. No pienses que esto que te estoy contando quiere decir que me he abandonado a mi suerte. Ni mucho menos.
Es sólo que ahora me dejo llevar más, acepto más, y me callo más. Y por qué no... también me río más de mí misma... Ay, madre, que parece que me estoy haciendo mayor! Qué susto.
Bueno, pues si hacerse mayor es esto... ala! a hacerse viejos riéndonos más de nosotros mismos, desmitificando situaciones y siendo madres más reales y menos perfectas.
Soy muy fan del club de Malasmadres (por si alguna aún no les sigue). Es genial leer cómo a todas nos pasan las mismas cosas, nuestros hijos, tan únicos y especiales, hacen todos las mismas cosas y nos sentimos todas igual de cabreadas-felices, frustradas-eufóricas, locas-afortunadas y sumamente desubicadas en tantas situaciones de la maternidad.
Y ya te dejo, que hoy hace sol y tengo que ponerme las sandalias por segunda vez este mes!!